sábado, 31 de enero de 2009

2. Los ángeles sí existen

Desde muy corta edad, la mayoría de los fines de semana y vacaciones los pasaba en casa de mi tía Maruja, mi segunda madre o una especie de abuela. Recuerdo una época de mi adolecencia cuando me interesé en cierta literatura disponible en la pequeña biblioteca de la casa de mi tía: la existencia de los ángeles. Era un tema que no le interesaban a ninguno de mis amigos, pero al cual le dedique varias horas de lectura, sacrificando tiempo de practica deportiva (mejengas para los entendidos). Según uno de aquellos libros, los ángeles pueden tener dos formas: la espiritual, en la cual no los vemos pero podemos sentir sus acciones; y la física, es decir, están entre nosotros de forma visible.

A lo largo de mi vida me he dado cuenta como los ángeles sí existen. Con forma humana se han presentado en muchas ocasiones para brindarme su ayuda.

Cuando arribamos a este país, varios ángeles han aparecido en mi vida. Aquí, no se es nadie sin un número de seguro social, una identificación emitida por las autoridades o un historial de crédito, por eso es que la ayuda que nos ha dado Gaby, tía Lilly y el resto de su familia ha sido vital para Ericka y para mí.

No solo nos han acogido en su casa, haciendonos sentir como parte de la familia, mientras conseguimos apartamento, sino que se han esmerado por darnos los mejor de ellos y ayudarnos con todo lo necesario para que logramos instalarnos. El tiempo y los recursos que nos han dedicado durante esta semana no dejan duda de que son ángeles que han bendecido nuestra vida. Sí existen, los teólogos que escribieron esos libros tenían razón, viven entre nosotros y practican lo que el Maestro enseñó en su tiempo: amarás a tu projimo como a ti mismo.

Vivo con la esperanza de que si aplico lo mismo, también pueda convertirme en un ángel en la vida de alguien más.

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