miércoles, 15 de abril de 2009

18. Esperanza en Primavera

Esta primavera será inolvidable. No es la primera, pero las circunstancias me han permitido vivirla de una forma diferente. He aprendido a observar pacientemente como los árboles florecen y sus ramas se van cubriendo de hojas; como los bulbos dan paso a un tallo del que brotan tulipanes con los colores más sorprendentes; como las aves van construyendo sus nidos y alegran las mañanas con sus cantos; he aprendido a disfrutar de ese fresco rocío matutino que permite que la naturaleza reflorezca.

La obra de Dios encierra tantas enseñanzas, que con la observación de la naturaleza me he vuelto más sabio. No hay mejor forma de entender que nuestra vida pasará por épocas difíciles que observando la desnudez de los árboles, lo monótono del paisaje y la crueldad del frío en invierno. Momentos en los cuales serán escasas las buenas noticias, las oportunidades y nuestra vida pareciera que no termina de salir de una para entrar en otra situación aún más difícil. Es en las últimas semanas de invierno cuando más frío hace, en palabras de Isaac Felipe Azofeifa: "nunca es más oscuro que cuando va a amanecer".

Por eso es que la primavera es una época de esperanza, cuando de la tierra desolada por la nieve renace la vida y los campos se cubren de miles de colores; cuando los árboles renuevan sus hojas y los animales saben que la época de bonanza ha llegado. Esa es nuestra vida cuando todo sale bien, los sueños se realizan y las metas se cumplen. Pero no hay que olvidar que hay un ciclo y por eso los animales guardan en época de abundancia para el próximo invierno.

Esta primavera ha traido un nuevo significado de "esperanza" a mi vida: voy a ser padre, pues un corazoncito late con fuerza en el vientre de Ericka!!! Este bebé es un beso del cielo, "soplado de la mano de Dios".

No importa cuanta nieve caiga, cuanto frío haga o qué duración tenga el próximo invierno, en algún momento la primavera volverá a cubrir de verde los campos y mi esperanza será aún más grande, pues para ese momento una nueva vida estará entre mis brazos.

lunes, 13 de abril de 2009

17. Semana Santa... trabajando

Estos fueron los primeros jueves y viernes santos que pasé trabajando. En esta ciudad tan cosmopolita, donde convergen tantas nacionalidades como religiones, las celebraciones religionas pasaron desapercibidas. Ni siquiera la "Pascua" tuvo un lugar preponderante en la ciudad y sus alrededores, pues para ser sincero, lo único que vi en alusión a la fecha fueron los chocolates en forma de conejo que en el supermercado se vendían en rebaja.

Si bien la mayoría de representaciones en los países latinoamericanos cerraban desde el miércoles al medio día, en el "cuartel general" esos días transcurrieron como cualquier otros: mis vecinos del frente corriendo con los preparativos de la reunión internacional que tienen esta semana (ellos trabajan para el área del Caribe), mientras que yo coordinaba con Fazia y Rosina algunas tareas pendientes.

Por cierto, el miércoles pasado (8/4/09) Fazia - que es la economista encargada de CR - nos invitó a cenar a su casa. Preparó una de las pastas que más le gusta y como no recuerdo el nombre en italiano, les cuento que era una pasta con berenjera en una salsa de tomate especial.

El clima del fin de semana tampoco incitó mucho para salir. Una lluvia leve pero constante cayó desde el sábado en la mañana y el domingo aunque estuvo despejado, el viento era fuerte y frío. Dadas las circunstancias, decidimos realizar el curso de "alcohol y drogas" necesario para sacar la licencia de conducir. La idea me parece muy buena, concientizar sobre la mezcla fatal de alcohol y volante; no obstante, fueron las tres horas más aburridas que he pasado hasta el momento.

Bueno, sería injusto decir que las tres horas completas fueron terribles, pues el instructor hacía lo posible por hacer amena la clase, pero el tema y los recursos didácticos empleados eran - en términología del curso - un cóctel de somniferos. Con el perdón de mis colegas que imparten ese curso, algo así como cuando matriculé historía del pensamiento económico un viernes a las 7 p.m.
Lo que pasa es que los videos que nos proyectaron fueron filmados en la década de los 70, y los actores usaban la misma ropa y peinados que tiene mi madre en sus fotos de soltera; además el material escrito eran fotocopias de hojas escritas a máquina. No quedaba duda, que la "escuelita" de manejo de mi zona se quedó estancada en el tiempo. En ocasiones me pregunto si mi blog sufre del mismo problema, ¿quién mete a un economista a escribir de la vida?...

domingo, 5 de abril de 2009

16. "Cherry Blossom Festival"



El fin de semana ocurrió uno de los grandes eventos de primavera en D.C, el "National Cherry Blossom Parade". Hago un resumen ejecutivo para que sepan de que se trata: en 1912 el gobernador de Tokyo le regaló a la ciudad de Washington árboles de cerezo en un esfuerzo por mejorar las relaciones Japón - EEUU. A partir de esa fecha, más donaciones de árboles se siguieron recibiendo y plantando alrededor del Tidal Basin del río Potomac. Así que esta actividad se lleva a cabo cuando llega la primavera y los árboles de cerezo florecen.

El sábado (4/4/09) se realizó el tradicional desfile sobre "Constitution Avenue" por lo que asistimos con sillas plegables, cámara, agua y un paquete de galletas Julieta, que trajo Er de CR. Desde que partimos de nuestra estación de metro, previmos que el asunto iba a estar concurrido. Por dicha, la nuestra es la primera estación - la última para los que viven en el "downtown"- por lo que viajamos cómodos y no tenemos que pasar las peripecias de los demás cuando deben sortear los coches de niños, las bicicletas y la apretujazón que se arma cerca de las puertas.

El desfile iniciaba a las 10 a.m. pero tomando en cuenta que vivimos a 45 min, el sábado se duerme un poco más y tenemos "genes ticos", llegamos cuando el festival tenía una hora de iniciado. No obstante la llegada tardía, logramos un palco inmejorable: una macetera de metro y medio de altura que nos permitió abrir las sillas plegables y compartir el espacio con dos prójimos más. Bien lo señala el dicho popoular: "no hay que llegar primero, sino saber llegar".

Luego de que acabara el desfile, los concurrentes rompieron filas y tomaron el "National Mall" y sus cercanías. Nosotros nos dirigimos primeramente al jardín del castillo "Smithsonian" y luego a los alrededores del monumento a Washington, para dar un recorrido entre los árboles de cerezo.

El día era perfecto para pasar el resto de la tarde en el "National Mall" - el equivalente a la Sábana de mi Tiquicia. Nos lamentamos no haber previsto traer sanguchitos y otras provisiones, pues cerca nuestro se instaló una familia india con sus sandwich en bolsa plástica y más allá una familia con mesa plegable y hielera de 60 galones, así que nos tuvimos que conformar con los "perros calientes" comprados en el kiosko de comidas. Ya apunté en la lista de compras el manteado y la "cesta" térmica para la próxima.

De regreso, a las 4 p.m. y con la máxima temperatura, se formó una fila de casi una cuadra solo para ingresar al metro, lo que implicaba que la cola era de almenos 3 cuadras más bajo tierra. En esos momentos afloró la "malicia indígena" de este Zorro, pues decidimos tomar un metro-bus que nos llevó a varias estaciones que tomaban otro recorrido alterno, así que pudimos regresar a casa sentados y evitando la estaciones congestionadas.

Para ver más fotos, pueden visitar:
http://picasaweb.google.com/moragcr/CherryBlossomFestival